La independencia, refugiados
y juicios de quienes lo perdieron marcan la pauta de acontecimientos de
actualidad que pueden significar la quiebra de un futuro estable. Nada
es seguro en este mundo salvo la inseguridad. El otoño comienza con
algo más que las hojas caídas y cobrizas en el que nos anuncia a refugiados
nómadas tratados como manadas de borregos porque el ser humano tiene la piel de
acero y el corazón de piedra. La independencia no es independiente a problemas
acumulados y puede ser el polvorín que estalle el día 27. El mundo político
suspende en su globalidad y difícil tiene recuperar las asignaturas de dignidad
y honestidad cuando todos los días aflora la corrupción y, en ese habitat, la
derecha brilla con luz propia. Tanto erguido y se les ve la joroba.
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