La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.
Hacer lo que deseo, sin miedo a lo desconocido.
Tengo la experiencia de los años vividos y la fuerza de convicción de mis deseos.
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo que mi corazón y mi cerebro dicten.
Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que los sueños empiezan a acariciar con los dedos y las ilusiones se convierten en esperanza.
Tengo los años en que el amor, a veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada.
Y otras en un remanso de paz, con el atardecer en la playa.
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.
Para seguir sin temor por el sendero, pues lleva conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos.
Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento.
Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento.
JOSÉ SARAMAGO. Premio Nobel de Literatura 1998
Pues Saramago no era precisamente aquel sabio que sabia que sabia muy poco, sino aquel que se atrevia a saber más que nadie y derruir aquello que solo se debe restaurar
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