Demasiado robo, demasiado escándalo, demasiado atropello al ciudadano, demasiado expolio a las arcas públicas de políticos irresponsables, y demasiada permisibilidad de la justicia ante hechos que claman al cielo. Todo está podrido y no hay nada a salvo de la putrefacción, pero en este país, hay manga ancha para los agraciados del hurto. Es cuestión de vivir para ver, y quedarse uno atónito, de presenciar lo insólito y lo éticamente reprobable, pero que nadie se lleve a engaño, tenemos lo que nos merecemos. Porque si el pueblo soberano, es capaz de soportar estoicamente los deslices de quienes nos llevan a la ruina, es que a esta sociedad le falta, alma, corazón y vida.
Se puede decir más alto, pero no más claro
ResponderEliminarEnhorabuena Maestro
mas claro agua.
ResponderEliminarEn blanco y en Botella.
ResponderEliminar