Hay puertas que se cierran, se cierran para no ver la desolación para que no se escuche el ruido del silencio, para no otear horizontes sin horizonte, para que el tiempo consumidor de avatares y abatidos no quede a la intemperie de miradas misericordiosas. Se cierran puertas y se abren otras, la vida es un carrusel que no para, devora y engulle con facilidad el componente frágil de debilidades humanas. La vida arrastra miserias para que las miserias compongan el menú del hambriento de cadáveres. En la casa del pueblo entra el sol por las ventanas, para que las sombras no dejen de tener su momento.
Se cierra sí, para no abrirse más que al final
ResponderEliminarPorque el que no siembra desparrama
Y el que solo es capaz de ver el mundo en un espejo, cuando la luz se apague no será capaz de ver nada por la ventana