Agosto es el mes de vacaciones por excelencia pero hay quienes desde Enero están de brazos caídos porque el paro es el virus que contamina a muchas familias.
Yo cuando escribo estas cortas líneas no me siento feliz pensando en ellos. Ellos no tendrán vacaciones y eso, queridos amigos, duele, al menos aquí en este blog intrascendente quedará la impronta de la rabia conenida que, a veces, desborda el sentimiento, y sirva también para vuestros hijos de piscina, de playa, bocata y coca cola. Y haré mía vuestra lucha que es la obligación moral de la que nunca estaré exento. Me queda el consuelo de pensar que no tendreís accidentes en carretera, y gracias por hacerle vivir a la lágrima. Un abrazo.
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