Sentado en el bar,
a la sombra o al sol, “el ausente” vive copa de coñac en mano mirando, sin ver
y viendo sin mirar. Consume el tiempo al compás del trago y así pasa los días
sin darse cuenta que los días pasan. Es triste ver a este personaje con la
mirada perdida con el agobio del calor y solamente con el ardor que le
proporciona el alcohol de su copa. Vidas anónimas que despiertan la curiosidad
y hacen que surquen estos renglones para contar momentos que origina la vida a
tragos. Abstraído del mundo vive bajo el techo del cielo, con su habitual
camisa, sin necesidad de pensar y absorto en su mundo que limita vivir sin
poder apagar la sed de hospitalarios desiertos de la conciencia.
Acaso, fue más allá y volvió sin querer ver la podredumbre de lo que ve
ResponderEliminarTe lo has planteado?