Toca en todos los partidos zafarrancho de combate y limpieza
de figuras decorativas de la política -que no decoran- y, que al menos, podamos
ver un futuro sin rastro de mediocridades que avergüenzan. Toca regeneración y
evitar la pereza que cuesta no hacerla. La sociedad necesita ver un impulso de
frescura, de mentes lúcidas y de proyectos ilusionantes para no profesar el
ateísmo de la clase política. Toca lo que no se toca.
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