Así mismo, tuve ocasión (ganas no tenia de verlo) de presenciar el mundo de los "PALMEROS"para dar fe de las miserias de los partidos políticos. Estaba D. Juan García en uso de la palabra explicando para el mundo de los "legos" lo que es una inversión, un gasto, una póliza de crédito y un préstamo. Terminada su intervencion, el pueblo llano y sencillo le dedicó una ovación que daba vértigo al sentico común, la coherencia y la cordura. El aplauso desmedido para que el político de turno sacie el ego y la vanidad, es tan pueril que daña el intelecto de quienes apostamos por la seriedad y el rigor en el ámbito de la política.
Convertir el pleno en un circo da medida de la poca capacidad de quienes siempre tienen la obligación de ser un ejemplo. Y permitir estos desprópositos es aceptar un a situación sostenible en el tiempo que degrada. Pero si quienes se asientan en las butacas del pleno se erigen en "artistas" de la clase política, tendría yo que ver allí sentados a: Azaña, Cánovas, Castelar o Sagasta (con el respeto que me merecen todos) y seguro estoy que arrancarían mi aplauso. Como esto es imposible, se me ocurre esto: "SEAN SERIOS".
La verdad es que esa es una de las cosas que más detesto. El aplauso, siempre debe ser merecido.
ResponderEliminarNo creo que ningún político que se precie necesite de aplausos pactados. No hay nada como sentir que la gente te aplaude por el trabajo bien hecho.
Un saludo