miércoles, 22 de agosto de 2018

AMENA CONVERSACIÓN


Cuándo me llamó Jesús Ros decidí ir a su despacho porque siempre me trata con exquisitez. Era también la ocasión de pulsar el ambiente político y lo encontré pleno de lucidez mental y sin indicios de quebrada salud. La amena conversación discurrió por cauces de la normalidad para que afloren los nervios en aquellos que hacen del fanatismo la orla de su identidad. Buenos días.

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