A MI ME DA TAQUICARDIA

Tengo la certeza de que cuando públicamente hablo de política y escribo, los políticos perciben un movimiento sísmico, o una ligera taquicardia. Yo siempre trato de hablar con la fuerza de la razón con luz y taquígrafos, lo que no hace todo el mundo. A mi no me gustan los subterfugios, "al pan pan y al vino vino", aún siendo conocedor de los problemas que acarrean estas posturas clarividentes. Pero a mi lo que me da taquicardia es ver los más de cuatro millones de parados que hay en el país, es ver las penurias de los pensionistas, es ver las míseras pensiones de la es viudas, es ver como los políticos meten las manos en las arcas públicas. Lo que me sigue dando taquicardia es ver obras faraónicas y estar ciegos de las prioridades de los ciudadanos, es ver la existencia de barracones en el siglo XXI, es ver políticos que carecen de identidad y formación para serlos, es ver que cuando se está en el poder se habla de una forma y cuando se está en la oposición de otra, ¿con que criterio nos quedamos? O mejor dicho ¿tienen criterio de algo? A mi me sigue dando taquicardia ver a un Presidente del Gobierno con la brújula perdida (si es que alguna vez la tuvo) y me sigue dando taquicardia ver a los sindicatos hurgando en las empresas, que es en definitiva lo que da de comer a los trabajadores, la poca cultura politica que hay en la ciudad, las colas que hay en los comedores sociales y en los bancos de alimentos: ¿Y a ustedes señores politicos, todas estas cosas ¿les da taquicardia? Ustedes llega el final de mes y cobran y hay muchos ciudadanos que no lo pueden hacer, y eso puede producir infarto. Me da taquicardia ver tanto alumbrado "y tan pocas luces", ver la pòca tolerancia que existe, me da taquicardia que no se sepa que estamos en un Estado de Derecho y que nos regimos por una Constitución que es el acta de nacimiento de las libertades, que no se acepte la critica política, por lo tanto cuando veo, siento y escucho lo de los movimientos sísmicos, mejor será pensar más y mejor y sobre todo reflexionar en aquellas cosas de interés general que afectan a todos los ciudadanos. Me da taquicardia oír a un Obispo anteponer lo espiritual a lo material, y si es demoledora la tragedia de Haití, no es menos cierto que también es demoledor tener Obispos de este calado moral. Lo único que queda es creer en Dios.