En un lugar recóndito, en el paraninfo de la emotividad, asisto invitado por ADISTO como ponente a una charla sobre discapacidad y literatura. El evento estaba motivado por la celebración del X aniversario de dicha asociación, y como no de la constancia y perseverancia de BENI. El foro reflejaba con claridad meridiana la excelencia de la humildad y sencillez y corría por las venas la sumisión a la impotencia y al mismo tiempo la rebeldía con causa que desbordaba el lógico sentimiento de quienes merecen de los capacitados algo más que reirse de ellos. La aportación de Marina me dio un escalofrío al ver como nos mostraba la cara de la vileza de este mundo cainita. Iniciaba un profesor la mañana con la apertura de la charla, para dejar en ella sus conocimientos con una buena exposición de los mismos. A continuación, intervenía la novelista Mª Luisa Hernández y con acertado criterio expuso su visión de ese complejo mundo. Llegado mi turno, hablé de las ganas que tenía de estar allí para compartir esos momentos con todos ellos, no para dejar ningun pensamiento filosófico, sino simplemente para decir que todos los días amanece, y que desde esa claridad que aporta el día, pudieran encontrar la ansiedad necesaria para compartir con el mundo de la literatura la complicidad que les lleve a descubrir el mundo que enriquece y dignifica. El mundo en el que el autor deposita en cu cuaderno de bitácora la biopsia del alma, y hace establecer parámetros en los que se vacía toda una vida, para que nadie se quede huérfano de cultura.
Cuando todavía permanecía el halo del día del libro, recordé que ese fiel amigo no hace guerras, restaña las heridas y nos invita a descubrir el universo para que viva la memoria otro tiempo, y representando para mi un amor inseparable. Quise ser complice de las adversidades y complejidad de aquel foro conmovedor para recordar que la vida es un compendio de esfuerzo y sacacrificio y que los allí presentes tendrían la experíencía y la vivencia de saber y valorar lo que a veces cuesta vivir.
Y les invité a no caer en el desaliento, en el hastío y la pereza, porque ellos son un ejemplo y referente del que siento admiración y respeto.
No quería marcharme sin recordar a los grandes genios de la literatura: Machado, Lorca y Hernández, aquellos que nos dejaron el granero lleno de letras, que es el alimento fundamental que hace posible subsistir en este escarpado mundo; y de un poeta de la tierra que dejó fantasía y como Sorolla; luz propia, D. Vicente Beguer Esteve. Y también apostille que adaptar la literatura al mundo de los discapacitados es que aquellos que esten capacitados tengan la voluntad de adaptarlos a ese mundo.
Propuse por último la elaboración de un libro con la aportación de todos los componentes de la mesa, entre poesía y prosa, para que este X aniversario de ADISTO tuviera el sosegado poso de momentos que perduran en el tiempo, pero el tiempo se diluyó.
Después de mi intervención el poeta Berna Blanch, nos dejó su impresión bien fundamentada y termino con un poema para su esposa.
Quiero hacer mención especial para las personas discapacitadas que intervinieron en el acto, las cuales dejaron su desnudez vestida de etiqueta. Hubo un recital a cargo de Pilar y Natividad para recordarnos que Lorca sigue vivo, sencillamente magistral. Bien representado el Ayuntamiento y la oposición. Un abrazo para todos y a vuestra disposición.
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