Conocidos los partidos
políticos de la tierra, harían bien si cada uno de ellos promoviera su SANEDRÍN particular porque es una
evidencia, más que notoria, la carencia
de recursos que pone en evidencia la altura de la penuria en muchos aspectos de
la vida política. No digamos que son
todos pero no excluyamos a ninguno.
La pobreza es de tal magnitud que acojona dar el voto a sabiendas de la
incapacidad de la mayoría. La formación
y la capacidad para ocupar cargos públicos exigen la moralidad de quien los
elige y de elegidos que, conscientes de sus limitaciones, prefieren el techo
del salario que el desahucio, aunque la honestidad quede herida. Aquí lo que
priva son cuatro años de seguridad y que el pueblo viva en la certeza de estar
gobernado por barbilampiños de la política. De vergüenza.
Se pueden decir las cosas con un tono más alto pero difícilmente más diáfano. En este post el poeta ha estado elegantemente certero, y a puesto sutiles líneas de luz en un mundo politico ensombrecido por la incapacidad. Puestos a afinar más, si es posible, acojona dar el voto y hasta escuchar a quienes son más interesantes en silencio.
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