Parece que hay más color
por las calles porque agosto va poniendo el final al bienestar que conllevan
las vacaciones. Mariano sigue corriendo por su tierra a paso ligero y liviano
de responsabilidad de corruptelas de su partido. La meta es la codicia. Vivir
para ver. El futuro no es halagüeño y no hay que ser un lince para darse cuenta
de una situación que pinta mal. Con terceras elecciones o sin ellas, la clase
política tiene congelada la inteligencia.
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