El país sigue sin Gobierno, sin presupuestos, con incertidumbre y
celebrando la Navidad del PROZAC. O, lo que es igual, lo que dan las
circunstancias. Las urnas decidieron alianzas sin pensar que los políticos solo
velan por sus intereses personales y acomodarse en sillones de prestigio y bien
pagados. Son estafadores de la conciencia del pueblo y prisioneros de egoísmos
que estimulan la voracidad del avaro.
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