martes, 7 de septiembre de 2021

ANOCHE SOÑÉ MI MUERTE - CAPÍTULO CUARTO

La entrada de mis amigos de Murcia es conmovedora y mis brazos quieren abrazar lo que abrazar no puedo y son momentos álgidos de un día varado en la congoja. Los dos han sido fraternales amigos que han dejado en la piel asteriscos de amistad indestructible. El pasado se escribe de innumerables charlas tratando de arreglar el mundo y es ahora cuando el mutismo me evade de esa lucha para encontrar en el silencio sepulcral la verdad de la vida. De ti Andrés Sánchez Hernández aprendí a valorar la amistad, el sentido común, el respeto, la sana convivencia y valores amigos ya en desuso. Para aquellos dolores del alma que sufrimos por el declive humano de la moral no encontré medicina y, tal vez, sea esta morada el eclipse del dolor. Cuídate y no dejes de cuidad a Gloria. De Andrés Sánchez Ballesta de Librilla queda el aura de la majestuosidad de su bondad, el trato esmerado, la humanidad y la amistad sellada con el alma.

Mi entrañable amigo Vicente Calvo y su madre impresionados por mi desaparición viven momentos de zozobra y comparten con mi mujer los momentos más dolorosos por la férrea amistad que manteníamos. Hay tanta gratitud que la memoria no puede traicionar el olvido. Hemos vivido tantas cosas que ha llegado el momento de precintar lo vivido. Vicenteeeeeeeee.

En la sala hay un halo de tristeza que hace que la llegada de María José Catalá se encuentre un escenario patético. Su vestido negro para agasajar el duelo invita a agradecer el detalle. Le acompaña su padre y el inefable Esteve y entre abrazos y lloros con mi mujer se me ocurrió decirle: “Serás alcaldesa de Valencia”, ¿me oiría?

Con tanto ajetreo de gente veo que no están todos los que son ni son todos los que están. Siempre hay ausencias que dignifican el último adiós para que las aristas que genero el trayecto de la vida se conviertan en bálsamo. Es de agradecer.

La espesura de la gente deja por fin un claro, para divisar a Santiago Miquel que siempre vive entre la fe, la devoción, Dios y la tumba.

Hay flores de todos los colores, tal vez, para hacer un homenaje al arco iris y el reconocimiento que significa al que se despide de la vida y mantengan en sus pétalos el rocío de las lágrimas que hoy se han derramado.

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