ANOCHE SOÑÉ MI MUERTE - CAPÍTULO PRIMERO

Anoche soñé mi muerte y, en ese tétrico mundo de dolor y emociones, pude ver lo que no está a la vista de cualquier mortal. De pronto me veo en la tribuna del tanatorio en mi caja fúnebre de madera y cristal con una inclinación que me permitía una visión de lujo que constataba con la presencia de una vida fraguada en la humildad. Con mi chaqueta negra, mi camisa blanca y negra corbata, allí estaba postrado viendo y escuchando los aconteceres del duelo. Mi mujer con su dolor, mi familia con el suyo, y los amigos compartiendo el escenario del martirio y la incredulidad de lo cierto.

Y, como no podía ser de otra manera, el primero en llegar -antes de morirme- fue Jesús Ros y aquí queda la gratitud de ese gesto que le hace único. El abrazo a mi mujer y el ánimo que le daba era ejemplar. Para consolarla, cuando consuelo no había le dijo: “Evencio ha dejado huella en el pueblo y puedes estar orgullosa de tu marido”. Era Jesús Ros en estado puro.

En el fondo de la sala un corrillo con mis amigos y compañeros de “Solidarios por Ti” Jorge Planells, Mamen Alamar, Pepe Carretero, Paco Cubas y Marina Silla. Solidarios hasta en la muerte. Todos abrazaron a mi mujer tratando de aliviar su dolor, pero los buenos deseos no podían calmar el sufrimiento. Decidieron allí mismo que “Solidarios por Ti” siguiera como homenaje póstumo a mi persona y me sentí orgulloso de tan ejemplar decisión. Todos poniendo énfasis en esa labor que define la grandeza del ser humano. Y yo, respetuosamente, guardando silencio y observando en mi sueño macabro los pormenores de fúnebres momentos.

Entre tanta gente veo a mi amigo Caste, que de vida y muertes está doctorado -me refiero a muertes de la libertad-. En sus manos tiene un libro y aunque no veo el título supongo que sería “Esperanza entre rejas”, la Biblia del mundo de la cárcel escrito por el filósofo. Habla con unos y con otros y quiero entender, que menciona la Resurrección de Jesús. Concreta una misa de difuntos en la Arciprestal y comenta con pasión que hablará de mi vida, de la caridad, la limosna, los pobres y será su voz los de sin voz. Seguro que estará presente su admirado Benedicto XVI y hablará de la “Evangelii Gaudium” de Francisco que es el pórtico donde los débiles de la fe pueden fortalecerla a través del Evangelio.  Estaré atento a sus palabras porque siempre enriquece el latifundio de sus conocimientos y su léxico.