No hay ciencia sin imaginación, lo que supone que los políticos estén en el exordio de ella. Y si en ese proemio estuvieran, sería milagro de Dios. Pero dejemos el prefacio y abramos la puerta de la realidad, y en el umbral nos encontramos con lo inane, la carencia de inventiva, de iniciativa y sin visión de futuro de estos artífices de lo obsoleto. Lo único que se ve desde este observatorio es esto: el desierto de la imaginación.
La corporación no tiene imaginación.
ResponderEliminarI LOVE Torrent.
ResponderEliminarI LOVE Amparo Chust.