Titaguas es un lugar que me encanta, sus frondosos montes nos muestran con generosidad no contenida el encanto para encontrar en ellos, un mundo que fascina y ensimisma, allí se queda la mirada fija ante el cuadro que nos muestra la naturaleza, y entre lo sublime de ese horizonte, se viven momentos en los que el alma encuentra su edén, y la vida el paraíso.
Hay un silencio sonoro para descubrir la soledad y su compañía, me atrae ese mundo que despeja otros mundos, es un habitad donde transcurre el tiempo con la bondad de haber encontrado en él la cima espiritual del amor eterno.
En momentos callados que se habla, se saborea el polen de un misterio que da origen al aura del ingenio, ¡que favor tan inmenso y tan barato!, la naturaleza nos enseña la creatividad, y en ese fervor de dar y recibir, nos empuja a dejar estas vivencias envueltas en cendal, para dejar las palabras ajenas a las heridas.
Vivencias para contarlas, vivencias que dejan el rastrojo arado para que la simiente crezca en este folio blanco, entre el canto del pájaro, la vaga mariposa, impregnado de olores que trasmiten oxigeno y estremece su quietud.
Me gusta más esto que la política, tiene una dimensión especial. Gracias
ResponderEliminarLO QUE ESTREMECE ES TU FORMA DE ESCRIBIR.
ResponderEliminarTienes un caudal de talento impresionante.
ResponderEliminarBONITO DE VERDAD.
ResponderEliminarTienes que fomentar más la prosa. Porque la prosa tiene alma.
ResponderEliminarGracias por la promoción de Titaguas.
ResponderEliminarCierto es lo que cuenta Evencio, Titaguas enamora, y el poeta encuentra allí la materia prima para dejarnos esa vocación de dar lo mejor de si mismo.
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