viernes, 5 de noviembre de 2010

UNO DE NOVIEMBRE DIA DE TODOS LOS SANTOS

El tiempo pasa para que haya acontecimientos y para que la historia vaya creciendo, con lo que disminuye, y uno de ellos es el uno de noviembre, día de TODOS LOS SANTOS, donde el peregrinaje lleva a cada uno al lugar de reposo de sus seres queridos y el ramo de flores simbolo del recuerdo y señal inequivoca de que, no estando, existen. Las flores aportan color en la casa del silencio y la soledad, y el día invita al paseo para que la conmemoración mantenga el espíritu del calor. Día de sentimientos en el que aflora más el asentimiento de una realidad que en otras épocas conmovía, y que hoy se acomoda y se instala el conformismo que habilita el perecer del dolor para que muera lo que mata.
Visito la tumba de mis padres y comparto unos momentos en los que, hablando con ellos, es hacerlo conmigo mismo, pero ese es el consuelo que, no consolando, practico en las habituales visitas alejadas del folklorismo que conlleva el uno de noviembre. Yo siempre me alejo de protocolos y costumbres con arraigado caracter de crater. Pero en todo caso respeto el proceder de quienes asisten a populismos que hacen de la lagrima el foro adecuado que convulsiona la histeria para no pasar a la historia. Hago el tradicional recorrido donde familiares, amigos y vecinos, son merecedores de que no se muera el olvido. Hay misa a las doce, y se entona: "hacia ti morada santa" , las voces que se entronan, se quedarán sin voz, para que el tiempo impacable derime el silencio. El próximo año seguirá la costumbre, la inercia, la rutina, el traje impoluto, el visón, la marca y la huella que deja el ser humano que piensa en la bonananza del día, la trascendencia del paseo, y el lucimiento y muertos que haya para exhibir el cuerpo y no el alma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario