A DON MIGUEL VILANOVA

Don Miguel, decía Unamuno, que el socialismo limpio y puro, sin disfraz ni vacuna, es la religión de la humanidad, pero Vd. lejos de doctrinas y adoctrinadores, después de no terminar la travesía del desierto, lo veo participando en el epicentro de la meseta, en ese maratón de la política para convertirse en el símbolo del triunfo y emular a FÍLIPIDES y dar a conocer a su pueblo la victoria, y aunque se especulo que la gloria pudo ser de TERSIPO, la poeta británica Elizabetch Barret dejó un poema en el siglo XIX atribuyendo la gesta a FÍLIPIDES.

Y como un buen demócrata, como lo fue PELÓPIDAS, nacido en TEBAS, una ciudad de BEOCIA, región de la GRECIA "central", situada en el "centro" de una llanura "fertil", y alejado de la oligarquia, tengo la seguridad de que será epopeyica su andadura en el safari político.

La lucha, el esfuerzo, el trabajo asiduo, y la convicción de lo que se hace son factores determinantes para conseguir aquello que uno se propone, y ese es el trayecto de su camino, y como dice un proverbio chino, el trabajo del pensamiento se parece a la perforación de un pozo: el agua es turbia al principio, más luego se clarifica.

Habla Vd. de la VERDAD, de la importancia de llamar a las cosas por su nombre,del sentido común, de entendimiento y voluntades, que en definitiva forman parte de lo vital, pero todo ello globalizado tiene su habitad en el desierto. La VERDAD Don Miguel, es en ocasiones, un concepto esquivo que produce miedo y escucharla transmite palpitaciones del alma.

Evidentemente es posible que sean tiempos de cambios, aunque a mi las mudanzas me dan vertigo, pero si es necesario extirpar la mediocridad política de este pueblo, la razón se fundamenta en el holocausto de la economía, si sumar deudas escandalosas es la meta de los políticos, es mostrarnos su poca imaginación, oscura clarividencia, quedando el ingenio para los artistas falleros, y llegados a este extremo, que pase el siguiente. Escorese en la humildad. UN ABRAZO.