Vivimos en un mundo cainita, de ricos para que haya pobres, y de pobres para que haya ricos. Una mezcolanza de humanos, que establece lo menos humano, la servidumbre. Y el mundo acredita en función de lo que vemos, la sequia del pensamiento, su destrucción, y el afloramiento de la ignorancia, para que evolucione el desequilibrio, y la humanidad encuentre el desencuentro de la equidad. Lo justo. Vistas las cosas así, mejor volver a la época del PLEISTOCENO.
A: MI AMIGO EL SABIO.
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