Después de ocho años en la vida política, los cambios son necesarios. Más allá de
la afectividad a las personas que comparten una trayectoria en el poder, debe
imponerse el sentido común y lirismos aparte, forjar un futuro de innovación
para no frenar el progreso. AMPARO FOLGADO tiene la tarea no fácil, de hacer un
equipo que augure estabilidad, eficacia, y haga mejor lo que ahora tiene. El
pueblo ya no está para banalidades, hace falta transmitir seriedad y poseerla,
rigor y honestidad. Y respetando otros criterios que no comparto, la renovación debe acabar con la
mediocridad actual.
Y tanto. Hay muchos concejales que se les acaba el vigor. Y si además tienen poca capacidad, apaga y vámonos.
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