Frío, distante y con una
seriedad extrema, el nuevo PAPA ha hecho
posible el recuerdo de BENEDICTO XVI. No ha llegado a generar empatía, han sido
momentos de una pasividad comprimida, quizá embargado por una situación no
esperada, no siendo óbice para desearle lo mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario