El ilustre noble sin nobleza estará pensando en Santa
Teresa de Jesús y su: “Vivo sin vivir en mí”. Demasiado tiempo aforado a la
buena vida y a la protección intolerable de unos y otros. No sé cuál será su
final, pero otros que no han sido reyes
y han vivido en la inmoralidad de la escala de valores, deberían correr la
misma suerte que el noble sin nobleza. Hay
que dar rienda suelta al libre pensamiento y llamarle a las cosas por su nombre
porque todavía, en esta España de incultura, hay quienes utilizamos la cabeza
para pensar. “En España, de cada diez cabezas, nueve embisten y una piensa”, Antonio Machado.
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