viernes, 2 de octubre de 2020

EL AYUNO PERMANENTE

Vivimos en un tiempo de contratiempos y en una época donde el bien común no es otro que el partidismo descarado, que es realmente el interés que prima. Los gobernantes de este país viven en el subsuelo del sentido común y el pueblo aguanta carros y carretas hasta que se quite la presbicia y haga una revolución social que por las circunstancias ya toca. El COVID-19 ha dejado la patética evidencia de la incapacidad manifiesta por donde quieras que vayas de un elenco de políticos de constatada mediocridad, que más que resolver los problemas de los ciudadanos lo que hacen es generar divagación, miedo, pérdida de credibilidad en el colectivo y ansiedad a los ciudadanos que tristemente tratan de remediar con Diacepan. Lo amargo de la situación -hay muchas amarguras- es que el futuro inmediato esté condenado a que muchas familias no puedan evitar el ayuno permanente.

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