El Año Nuevo comienza con viejos problemas COVID-19, muertes, soledad, silencios, desconcierto gubernamental y un año para olvidar y tenerlo presente. Comienza también con el colectivo Sanitario dando ejemplo de lo que otros no pueden, con el colectivo de la limpieza siempre en la retaguardia del reconocimiento y cultivadores de su pobre riqueza, poniendo orden los cuerpos y fuerzas de seguridad, protección civil y la vacuna esperando que sea el antídoto de una Pandemia que asola por el mundo y ha dejado en quiebra la responsabilidad de un Gobierno en las antípodas de la seriedad. Comienza el Año Nuevo con recorte geográfico y confinado el sentido común. Comienza el Año Nuevo -también hay que decirlo- con una parte de la sociedad sublime en la inconsciencia y es que al final te das cuenta que España tiene la particularidad de ser única. Comienza el año nuevo con el miedo pegado al cuerpo, con masivos contagios, con muertes y el Gobierno, vivo. Esto es un circo con demasiados payasos.
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