Si la hazaña de los políticos es engañar a los ciudadanos con sus cambios de criterio de forma descarada, no hay mejor manera de subir al Olimpo de las miserias. El embeleco tan a mano de estos sagaces de lo indigno hace que en ocasiones -demasiadas- sienta vergüenza ajena de formas que excluyen el crédito de esta elite sin ella. Hay que tener más respeto al pueblo, cometer menos pecados y no estar en las antípodas del sentido común. Para liberarme de tanto estiércol voy a escuchar la canción de Cesaria Evora, “Sentimientos”. ¿Quedarán en algún político?
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