Ahora no recuerdo quien dijo que el poder de las palabras es incontrolable y su uso tiene efectos tan poderosos que pueden, a través de ellas, envolver veleidades, generar ansiedades y abrir las puertas del alma. Así las cosas, será cuestión de utilizar la brevedad para reducir la velocidad de pensar, dejando párrafos que acompañen al café, la calma y la reflexión.
Era yo niño cuando de pronto empecé a crecer y me di cuenta
de lo pequeño que era, entendiendo a Edgar Morin: “Es necesario aprender a
navegar en un océano de incertidumbres a través de archipiélagos de certeza”.
Como una casa sin muebles vivió mi mente tantos años, que supo invernar el
pensamiento y despertar del letargo, al ver la primavera de las ideas, entonces
en ese florecimiento me encontré con la majestuosa pluma de Pablo Neruda: “Podrán
cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera”. Las cosas así
tienen fundamento y, como afirmaba José Saramago: “Siempre acabamos llegando a
donde nos esperan”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario