martes, 23 de febrero de 2010

VIVIR PARA NO VIVIR Y VIVIR

Esta tarde la dedico al culto del pensamiento, a tratar de encontrar en la parodia de la vida la frontera la futilidad entre vivir y no vivir, y poderle abrir una grieta al futuro para conocer si lo estanco tiene poros. Ante semejante dificultad, el pensamiento entra en la voragine de encuentros y desencuentros tratando de averiguar si la epopeya de la encrucijada es el fin. Sin cuestionar la existencia, quisiera acercarme al mundo prohibido del futuro más cercano. Y en ese precipicio de la existencia que asegura la hipocondría del sufrimiento, abrir la ventana para saber si la verdad es la cara decrépita sin ojos. Posiblemente mañana será el final de la encrucijada y el principio del fin, pero antes de llegar me gustaría sumergirme en el mundo de lo agonico y antagonico, para dejar el habito de la comodidad tan sustancial para el individuo y poder disfrutar de la pureza de la anarquía cuya dimensión establece que es incorrupto lo inalterable. Vivir y dormir en el banco rígido de madera y poder tocar la escarcha en la barba cuando amanece, es notar la sensación de que muere el día para poder refugiarse en si mismo. Y estár amparado por la soledad es estár ajeno a la mendicidad de la banalidad permanente, no me conozcan para conocerme, y trataré de buscar en el contenedor la miseria del miserable, y de hacer posible vivir para no vivir y vivir. A mi entrañable amigo ANDRES SANCHEZ HERNANDEZ.

1 comentario:

  1. Árdua tarea la tuya. Profunda reflexión que,supongo, cada persona que se la plantee va a llegar a destinos diferentes. Respetables todos, en base al libre albedrío que se nos concede. La miseria del miserable no se encuentra solo en los contenedores.Moralmente hablando, bajo mi punto de vista, son más miserables los poderosos que abocan a la gente que depende de sus decisiones a la penuria económica, que los sintecho, víctimas mayoritariamente de los primeros.

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