domingo, 11 de mayo de 2014

EN EL AYUNO DE LA RAZÓN



Los detractores de Andrés Campos que ayer lo jalearon a bombo, platillo y batucada, no tienen entidad moral para cuestionar mi independencia y objetividad. Se olvidan de que yo no soy cortesano de nadie. Estos apátridas de la cordura y sentido común que cambian de opinión con la facilidad que demuestran los acontecimientos, no son un referente de sabiduría. Viven en la holganza de ponderados juicios, y en el ayuno de la razón. 

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