lunes, 19 de mayo de 2014

ENCARNA MUÑOZ

La tarde invita a escribir para que las letras vayan latiendo en mis arterias, y pueda trasmitir el manantial de una gota de literatura primaveral cuyo colorido y vida es el florecer de mi dicha contenida. El idilio entre el silencio y la soledad, forman parte del momento tan sagrado donde la inversión solo busca la rentabilidad de discretas miradas. Y en este hacer ameno discurre el tiempo de forma pausada para que este panel de letras, puedan llenar la  colmena de un corazón que desprende la dulzura de la miel. Y con la suavidad de este lenguaje universal, y el garabatear de esta ciencia no oculta, el texto se descomprime y goza de alegría porque sabe que la destinataria acogerá con agrado la siembra de un hortelano que trata de hacer fértil  la tierra árida.   



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