Adiós a la corte celestial
de Amparo Folgado o, si lo prefieren, a la insuficiencia e ineficacia. No ha
sabido, Amparo Folgado, hacer un equipo con capacidad y altura; al menos, la
primera dama ha tenido de forma permanente la loa y el encomio de agradecidos
estómagos. Ocho años de palmeros dota el curriculum de prestigio. Lo mismo algún cantautor los ficha.
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