Uno de los graves problemas
que tiene el PP de Torrent es el
fanatismo que aglutina en sus fieles. Es la exaltación del delirio que nada tiene
que ver con el mundo del progreso, la libertad, el reformismo y la tolerancia.
Un conservadurismo retrogrado y rancio alejado de la modernidad y esclavo de
doctrinas y adoctrinadores en la espiral de la caducidad. Los nuevos tiempos
exigen cambios y actitudes que oxigenen viciadas conductas.
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