lunes, 22 de junio de 2015

EL ÉXITO DEL FRACASO

Unas elecciones se ganan al día siguiente de perderlas, con trabajo, esfuerzo, cambios y voluntad en la dedicación. En el PP no asoman los síntomas referidos. La comodidad y el inmovilismo son los indicios del mundo aristocrático y con el partido fragmentado no se augura un futuro halagüeño. Hay que asimilar el éxito del fracaso, saciar la ansiedad de las vacaciones y al regreso acometer, con renovadas fuerzas, la restructuración que pide a gritos el partido. Mientras, suenan un par de nombres para el relevo de quien no ha sido relevante y habrá que esperar acontecimientos entre ilustres y nobles. 

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