Aburre la vida política a
nivel nacional y tristemente con los mismos personajes en el escenario de la
abulia. El hartazgo de tanto ilustre, ávido de llegar a la poltrona, invita a
prescindir de tertulias, tertulianos y discursos vacios de contenido. No me
convence nadie porque lo más alto que veo en el mundo de la política es lo más
bajo. Y para no embargarte el tedio siempre queda el programa de Wyoming como
estimulante del letargo.
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