Hay personas que cuando
tienen que hablar en el escenario
político no adecua las formas en sus intervenciones y dejan un halo de ímpetu
que define al orador. La prudencia debe ser siempre compañera de viaje de quien
hace de la excitación lo no prudente. “El signo más cierto de la sabiduría es la serenidad
constante” (Michel Eyquem Montaigne).
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