Las puertas del adiós se
abren para algunos políticos que todavía permanecen en el tiempo en estado
embrionario de tan ejemplar vocación. Llegarán otros, como decía Machado, de la
España que alborea, de la rabia y de la idea. El ímpetu me lleva al refrán: “Dame pan, y dime tonto”.
HABERLOS HAYLOS.
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