Huele el mundo político a la
exaltación del fanatismo irreversible de todas las partes y, a partir de aquí,
el sentido común perece para siempre. Triste.
Falta reflexión, responsabilidad, coherencia y salir de la perpetuidad de
intereses e interesados que nada tiene que ver con el bien común. Falta talento
que no hay y sobran papanatas y una vulgaridad que acojona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario