jueves, 30 de enero de 2020

MICRORRELATO - NOELIA

Eran las nueve de la mañana cuando Noelia salía de su casa para practicar el ejercicio matinal del paseo, la meditación y la búsqueda incesante de la estabilidad perdida. Noelia daba sus primeros pasos por la orilla del río, mirando la calma de sus aguas, los enhiestos juncos, las sargas, el vuelo lento de las libélulas y el pequeño gorrión para evitar la soledad de su camino. Transcurría  la mañana y el largo camino minaba las fuerzas de Noelia y la admiradora de Machado recordaba al ilustre poeta: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”, y recitando al insigne recobraba energía  al compás de sudores que empapaban el alma de calma. Recobraba Noelia la esperanza en este trayecto el final de otros y la fe para dar comienzo a una vida que le puso en el camino el pedregal y socavón. Decidió Noelia hacer un alto en el camino y, sentada en la orilla del rio y escuchando el chirriar del grillo, hacía de la reflexión la vuelta al mundo pensando en esta cita cuyo autor desconocía para nacer en la estación primaveral y no morir de angustia: “El primer paso no te lleva donde quieres ir… pero te saca de donde estás”. 


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