En el transatlántico de la vida política hay que utilizar la moderación, la cautela, la prudencia, el saber escuchar, el respeto y hacer de la humildad la perfecta identidad de la persona. Blindar esas virtudes es la forma ideal para alcanzar la meta y no quedarse en el camino. Machado decía que se hace camino al andar, pero hay que dar pasos firmes y evitar el traspiés.
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