Es curioso que a la clase más castigada se le pida esfuerzos, cinturones apretados y lo piden los que no dan. Y los que se los llevan. La obrera clase no es que vuelva a la época del blanco y negro, es que nunca ha conocido el color. La triste realidad, es para indignarse a perpetuidad. Y mientras, el colectivo político con buenos sueldos, buenas dietas y seguros para el futuro, para que otros no tengan. La vida es breve. Menos mal.
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