No haber tenido la
oportunidad de estudiar conlleva tener que vivir con la limitación que da
formar parte del proletariado de la cultura. Aun así, uno se defiende con las
armas que tiene y aporta con vagos conocimientos el honorable vicio de sumar
renglones para tratar de restar la invalidez de la sapiencia. La vida, cruel a
veces, no da a todos las mismas oportunidades y de ahí que haya damnificados
para que otros se beneficien de esas carencias.
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