Me invade la incredulidad muchas veces de ver el panorama
patrio de la política y las consecuencias me llevan, irremediablemente, a
profesar el ateísmo de un Gobierno modélico en la práctica de palos de ciego. Y
ante esa situación se ve demasiada tolerancia o encriptado el miedo en la piel
de una sociedad cloroformada capaz de su propia incapacidad. Sin revoluciones
ni escraches -época propicia y justa-, solo queda las tertulias cafeteras como
bálsamo de las lamentaciones y referencia de un país castrado de valor.
miércoles, 6 de enero de 2021
UN PAÍS CASTRADO DE VALOR
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Comerse un roscon y poner el Viva España cerca de la casa de los Marqueses de Galapagar, supone que estos te pidan 14 años de prision.
ResponderEliminarEl promotor de los escraches, se ha sentido ofendido. Cuidadito con el democrata