La vida política nos muestra los harapos de estrategias de baratija, pactos y políticos en el sumun de la codicia. Es un ir y venir de un mundo en el que habita el desorden y la confusión. Ahí queda vacunas, vacunados y por vacunar para dar fe de la ejemplar desorganización. Y la sociedad observa con resignación la metástasis de una apatía colectiva y el perdón de los pecados de un Gobierno inmaculado en efectos retardados. “Si perdonas de forma injusta con facilidad, invitas a que te ofendan”, Nietzsche.
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