La vida política del pueblo vive en un estado de abatimiento debido quizá a la pandemia. Con la normalidad actual se debe acelerar el acercamiento al ciudadano y tomar el pulso a la calle. No se puede seguir en la ausencia de obligaciones. Conocer el estado puro del pueblo no es compatible con la comodidad del despacho y la responsabilidad exige otras formas de actuación. Hay que salir del aturdimiento.
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