El hombre de hielo se puede quedar congelado. Mariano el equidistante tiene
encima de la mesa el peliagudo tema de Bárcenas. Entre otros muchos. Este
Presidente que no da la sensación de vacío de poder, sino de poder vacío es la viva
imagen del pensamiento incautado por el Espíritu Santo. Flota por esos mundos
de Dios, mirando de reojo a Ángela esperando el milagro de Pentecostés.
Mientras los apóstoles viven el Babel de la vanidad.
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