ANA BOTELLA, vive en el mundo de los muertos.
Subsiste a la tragedia del ARENA. Y no de forma digna. Lo digno hubiese sido su
dimisión. Cinco muertos es un balance que no admite discusión en cuanto a su
responsabilidad como Alcaldesa. Y con la salvedad “que no la salva”, del famoso
viaje a Portugal, que deja una estela de falta de sensibilidad y moralidad, que
desmoraliza. La honestidad es otra cosa.
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