Andrés estará en el ojo
del huracán después de leer los últimos post que cuelgo en mi blog, y ojo
avizor mirando por donde sopla el suave y apacible céfiro. Porque de lo que se
trata es evitar vientos huracanados, y hacer del sigilo, calma y moderación la forma
de levantarlo del sillón. (Que
no falten las formas) Adiós a la hermandad si es que la
hubo, adiós al padre de la patria socialista que decidió un día erigirte en
candidato, para poder en el futuro inmediato, desposeerte en aras de que la
carnaza del asesinato político alimente el espíritu de los dioses. Llora amigo
a mi pluma que sentirá el dolor de una pérdida irreparable. Adiós amigo.
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