El Partido Popular de
Torrent sigue su travesía del desierto escaso de fuerza, con el ingenio a buen
recaudo, dividido para evitar sumar y envuelto en el amasijo de las
discrepancias. No hay perspectivas de futuro y vive en el epicedio de la fe y la
esperanza. El progreso de este partido es el retroceso, se aísla del modernismo,
deambula en la pereza y algunos se establecen en costumbres que enaltecen el
pasado. Franco ha muerto.
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