Después de este retiro
espiritual a pie de tierra y sin elevaciones para evitar confusiones difíciles
de aclarar, la magia de la reflexión y el silencio, ese bálsamo que necesita la
mente, ha hecho posible restaurar el deterioro de la vida cotidiana sin freno,
las obligaciones éticas que uno mismo se impone y recuperar el aliento y la
estabilidad. “A los silencios no se les puede quitar la palabra” (STANISLAW JERZY
LEC).
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